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La bendicion de Dios Padre, Hijo y Espiritu Santo sobre cada uno de Vosotros.

Imitar

HEBREOS 6:12: a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.

Usted se encuentra en un momento de su vida en el cual se siente lleno de fe, confiando en el Señor que pronto se cumplirán en su vida aquellas promesas que Dios le ha dado hace tanto tiempo. Por otro lado, se siente muy impaciente como si ya no pudiera esperar ni un minuto más. Tiene mucha fe pero poca paciencia. Para obtener las bendiciones de Dios debemos movernos al ritmo del Señor.
El ritmo de Dios es diferente al nuestro. Hoy todo lo hacemos a gran velocidad y a las apuradas, donde lo instantáneo pretende invadir aún la vida espiritual. Por nuestro apuro podemos perder bendiciones del Señor. Para recibir cada una y todas las promesas de Dios no sólo es necesario crecer en fe sino también en paciencia, la cual se desarrolla en los tiempos de espera. Existe un dicho popular que dice “el que espera desespera”, mas en Dios esto no es cierto. Si nuestra fe está realmente basada en nuestro Dios Todopoderoso nuestra paciencia se desarrollará confiada en el obrar del Señor. ¿Lo cree? ¡Es la manera de recibir algo de parte de Dios!


CONFESION DE FE:
EN ESTE DIA DECIDO CAMINAR LLENO DE FE Y PACIENCIA

ORACION:
Señor mi estado nervioso actual es fruto de la impaciencia. Te pido en este día que pueda hallar en ti esa clase de fe que produce paciencia. Ayúdame a correr en tu velocidad y no en la mía, que sólo origina desesperación y nerviosismo. Derrama sobre mí el fruto de tu Espíritu Santo: paciencia.

El Secreto Gigante

ROMANOS 15:13 “Y el DIOS de la esperanza os llene de todo gozo y paz en la fe, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.”\

El gozo es el secreto gigante del cielo. Si guardamos silencio respecto al gozo que viene de conocer a Jesús, las piedras mismas lo gritarán (Lucas 19:40). Así como las multitudes gritaron alabanzas cuando vieron a Jesús, su presencia en nuestra vida debería producir alabanzas en nuestros labios.

El gozo cristiano es el eco de la vida de DIOS en nosotros. Si esto es verdad, entonces ¿por qué es que a veces parece que somos las personas con menos gozo en el mundo? ¿Cómo podemos abrir consecuentemente el cofre de este gozo?

En Filipenses 3:1-11, Pablo nos dio varias verdades maravillosas acerca de lo que es mantener el gozo, sobre todo ante las situaciones difíciles. La primera verdad es recordar Quién y qué es la fuente de gozo. Pablo empezó el capítulo con un mandamiento alegre: «Regocijaos en el Señor.» La fuente de este gozo está más allá del mero gozo humano, y por tanto está fuera de nosotros. Se halla en la persona de Jesucristo.

El gozo cristiano es una concentración en nuestra relación con Jesucristo y nuestra posición en ÉL. Por éso, este gozo se mantiene recordando deliberadamente el nacimiento, la vida, la muerte y la resurrección de nuestro Señor.

Cuando Pablo nos dijo que nos regocijáramos, también nos estaba alentando a recordar que DIOS tiene control. Esta exhortación a regocijarnos describe un estado mental determinado que se caracteriza por la paz y la calma. El gozo no es ausencia de problemas; es la presencia del Señor soberano.

El gozo nos permite ver más allá de cualquier circunstancia en particular a Aquel que está por encima de todos los acontecimientos humanos y a la larga tiene control sobre ellos.

El gozo del cual nos habla Pablo no es producto de las circunstancias y los acontecimientos. Aún si experimentamos relaciones que fracasan, reveses económicos, pruebas y aflicciones, enfermedad y muerte, podemos regocijarnos. La felicidad tiene que ver con lo que nos pasa, pero el gozo es una decisión que tomamos por medio del Espíritu Santo. Tú puedes estar triste por muchas circunstancias que te rodean, pero recuerda algo: “El Gozo del Señor es tu Fortaleza”.