lunes, 28 de marzo de 2016

Vencedores

ROMANOS 8:37: Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
A la mayoría de nosotros no nos gusta perder sino siempre ganar. Vivimos envueltos en un mundo competitivo, donde a cada momento vencemos o somos vencidos. Siempre el ganador es el aplaudido y el derrotado es el que sale abucheado.
En este tiempo usted, ha estado perdiendo algunas batallas de la vida cotidiana y siente el rechazo de los que le rodean, pues lo consideran un perdedor…¡y lo peor de todo es que usted siente lo mismo!
Para el cristiano fiel y obediente, aún las derrotas pueden ser transformadas en victorias. Humanamente hablando no sé cómo esto puede ser posible, pero al leer el pasaje bíblico de este día vemos que por medio del Señor somos más que vencedores.
Alguien dijo una vez que una cosa es perder una batalla y otra la guerra. Quizás hemos perdido algunas batallas, pero si estamos del lado de Aquél que ha ganado la Guerra sobre toda fuerza del mal, aun esas derrotas pueden ser transformadas, por la pura Gracia del Señor, en victorias.
La Biblia dice que somos más que vencedores. Eso significa vencer en toda circunstancia, aún en las adversas. El triunfo en la vida consiste en vivir dependiendo del Varón victorioso de guerra: ¡Jesucristo!

CONFESION DE FE:
SOY MAS QUE VENCEDOR POR MEDIO DE JESUCRISTO
ORACION:
Abre mis ojos a tu verdad, oh Señor. Tú dices que soy más que vencedor. Renueva mi mente perdedora para que sea transformada, por tu Santo Espíritu, en vencedora. Gracias porque así como Tú has vencido, hoy yo puedo hacerlo en tu poderoso Nombre.
















domingo, 20 de marzo de 2016

MATEO 5:3: Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Si hiciéramos una encuesta, sobre si a alguno le gustaría ser pobre, con toda seguridad la gran mayoría diría un rotundo: ¡No!.
Es verdad, a nadie le gusta ser pobre. Por eso nos esforzamos por estudiar y conseguir mejores empleos a fin de vivir bien lejos del nivel de pobreza. Generalmente asociamos la pobreza humana como una maldición y fracaso. Lo increíble de esto, es que en el ámbito espiritual la pobreza es bien vista a los ojos de Dios. Por cierto no se refiere a la pobreza económica, sino a la espiritual. La Biblia afirma que el cielo estará lleno de pobres en espíritu. ¿Cómo puede ser esto? ¿Quiénes son los pobres de espíritu? El Reino de los cielos estará lleno de personas que se consideran a sí mismas pobres de espíritu, es decir, incapaces de vivir por su propia fuerza la vida cristiana.
El pobre de espíritu es aquél que reconoce su incapacidad, y a la vez busca la fuerza del Espíritu Santo para poder obedecer y ser fiel al Señor.
Para llegar a ser prósperos espirituales, debemos primero considerarnos pobres espirituales pues únicamente los pobres pueden llegar a ser ricos en Dios.
Con Dios siempre los que no tienen nada pueden obtener todo del Señor. Existen personas
 que pareciera que “se las saben todas” y viven cegados por su orgullo espiritual. Ellos se consideran a sí mismos ricos espirituales.
En este día el Señor nos recuerda que únicamente los que se consideran a sí mismos pobres de espíritu, son calificados por Dios para ser transformados en ricos espirituales. No importa cuántas experiencias espirituales que hayamos tenido o el nivel espiritual que hemos alcanzado, lo que importa es siempre considerarse un pobre de espíritu porque de ellos se agrada el Señor.

CONFESION DE FE:
SOY UN POBRE DE ESPIRITU ENRIQUECIDO POR LA GRACIA DE DIOS
ORACION:
Limpia en este momento Señor, mi soberbia y/u orgullo espiritual por las experiencias espirituales que he tenido en este último tiempo. Gracias por recordarme que la clave para ser rico espiritual es considerarse siempre a uno mismo pobre de espíritu. Amén.

sábado, 19 de marzo de 2016

Lo que nos sustenta
Blog do Bispo Macedo

“Sustentar” es un verbo con innumerables significados. Algunos de ellos, según el diccionario son: cargar; mantener el equilibrio de algo o alguien; evitar la caída; dar lo necesario para la vida; mantener elevado, digo, honrado; instruir, edificar; mantener firme, sin flaquear, fortalecer, dar coraje, impedir la ruina, auxiliar, proteger, socorrer, defender…
En esos momentos en los que usted se siente exhausto, con tantos problemas e injusticias quitándole la paz, todo lo que quiere es a alguien que pueda sustentarlo en el medio de la tempestad. Alguien que lo ayude, lo proteja, lo defienda, le dé coraje, lo fortalezca y lo mantenga honrado. Necesitamos a Alguien que nos ayude a mantener el equilibrio y evite nuestra caída.
Cuando usted reconoce su fragilidad, reconoce que su naturaleza lo lleva a equivocarse, a caer con facilidad, sabe que no puede sustentarse solo. Para mantenernos firmes es necesario que seamos sustentados por Quien es más fuerte que nosotros. Dios promete en Su Palabra que Él mismo nos sustentará. Ningún ser humano sería capaz de darnos tamaña seguridad.
Leyendo la Biblia Almeida Corregida Fiel, la traducción que se acerca más al original, entendí lo que es necesario para alcanzar este sustento:
No temas, porque Yo soy contigo; no te asombres, porque Yo soy tu Dios, Yo te fortalezco, y te ayudo, y te sustento con la diestra de Mi justicia. Isaías 41:10
¡Mire nada más con qué Dios promete sustentarnos! La traducción Fiel me hizo entender la profundidad de este versículo. En la versión bíblica tradicional está “y te sustento con Mi diestra fiel”. Piense bien, “diestra fiel” es completamente diferente de “diestra de Mi justicia”. En la “diestra fiel” usted cuenta con la fidelidad de Dios y queda allí, parado, esperando ser sustentado, sin necesitar hacer nada, a fin de cuentas, Dios es fiel. Pero la “diestra de Mi justicia” exige que andemos en Su justicia.
El primer paso es ser suficientemente humilde para asumir la responsabilidad sobre sus pecados. Mientras usted continúe culpando a los demás por lo que le sucede, no va a lograr ver que ha andado en la injusticia y, consecuentemente, no va a cambiar de rumbo y andar en la justicia. Y, sin andar en la justicia, ¿cómo exigir la Justicia de Dios?
La Justicia de Dios solo es algo bueno para quien anda en la justicia. ¿Quién sería loco de pedir la Justicia de Dios y continuar andando en la injusticia? Si un ladrón va hasta el juez a pedir justicia, ¿qué le sucede? La Justicia de Dios solo puede sustentar al justo. Sin embargo, al contrario de lo que muchos piensan, el justo no es necesariamente el buenito, mucho menos el religioso.
Alguien que cometió delitos y errores graves toda la vida y que, con sinceridad, decide hacer un pacto con Dios y darle la espalda a la vida incorrecta, pasando a vivir de acuerdo con lo que Dios orienta, se vuelve justo delante de Él. Por otro lado, el religioso, la mayoría de las veces, es quien más vive en la injusticia. Se cree más correcto que los demás, se llena la boca para decir que es diezmista, ofrendante, que ora, que ayuna, que lee la Biblia, que va a la iglesia, que evangeliza, que hace esto y aquello… pero también se llena la boca para hablar mal de los demás, mira con malos ojos, guarda rencor y se deja guiar por el corazón. Ese anda en la injusticia y — peor — no logra darse cuenta. Espera que la diestra de la Justicia de Dios lo sustente, pero no tiene idea de lo que está pidiendo. Para esos, les resta seguir el consejo de la Palabra de Dios, mientras hay tiempo.
Rasgad vuestro corazón, y no vuestras vestiduras, y convertíos al Señor vuestro Dios, porque Él es misericordioso, y compasivo, y tardo para airarse, y grande en benignidad, y se arrepiente del mal Joel 2:13
La fe no tiene que ver con rituales religiosos, con cambio de hábitos o cosas que podamos mostrar del lado de afuera. La fe tiene que ver con nuestros pensamientos y reacciones. La fe es definida por la obediencia a la Palabra de Dios.
Nuestros pensamientos, acciones y reacciones deben estar de acuerdo con lo que Dios nos dice que deben ser. Si Él nos manda a perdonar, perdonamos. Si nos manda a tener buenos ojos, nos esforzamos para tener buenos ojos. Si Él nos manda a sacrificar nuestra voluntad, sacrificamos nuestra voluntad. Si Él nos manda a rasgar nuestro corazón, y no nuestras vestiduras, dejamos de preocuparnos por lo que estamos haciendo del lado de afuera para darle atención a quienes somos del lado de adentro. Una mirada honesta hacia adentro de nosotros y un cambio sincero en el rumbo de nuestros pensamientos y de nuestra alma.
Es sacrificio. Mucho más sacrificio que poner dinero en el Altar. Duele, pues nos ponemos en un lugar muy incómodo en el que asumimos nuestra fragilidad, nuestra podredumbre, nuestras debilidades y nuestra injusticia y buscamos la misericordia de Dios y Su benignidad. Duele admitir que no somos quien nos gustaría ser, pero es la única manera de que la diestra de Su Justicia nos sustente en vez de que seamos destruidos.
Sin aquello que nos sustenta — la diestra de la Justicia de Dios — no hay equilibrio, no hay cómo mantener la vida, la persona se debilita, se hace frágil aún más y la caída es inevitable. Sin el sustento, nada se mantiene de pie.

viernes, 18 de marzo de 2016

Abrir

ISAIAS 41:18: En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca.
Cuando uno hace todo lo posible para que se abran las puertas en diversas situaciones, y no sucede nada, se origina en nuestro ser una sensación de frustración.
Cuando uno hace algo malo ya sabe que recompensa tendrá, pero cuando hemos hecho todo lo máximo y bien según nuestras posibilidades, y nada sucede, se origina una gran tribulación interior.
Al caminar con el Señor aprendemos que a veces existen tiempos de “puertas cerradas”, que no son por causa de nuestra pecaminosidad sino por un motivo santo del Señor para enseñarnos a confiar en El.
El pasaje de este día nos da una palabra clave: Abrir. Esa palabra es exclusiva de Dios, y si caminamos con El debemos permitirle que la pronuncie con su voz de mando para que aquí en la tierra, y en nuestras circunstancias, veamos las puertas abiertas.
El Señor es el que cierra y nadie puede abrir y el que abre y nadie puede cerrar. En la sociedad que vivimos, con un ritmo tan acelerado, es difícil comprender esta verdad pero si decidimos caminar al ritmo del Espíritu Santo experimentaremos, en el tiempo de Dios, la bendición de ver abrirse las puertas de bendiciones en nuestras vidas.

CONFESION DE FE:
EL SEÑOR ME ABRE LAS PUERTAS HACIA SUS BENDICIONES
ORACION:
Me siento cansado Señor de intentar abrir puertas por mi mismo. Por eso en este día quiero descansar en Tí, para darte lugar a que trabajes yendo delante mío para hacer lo que yo no puedo hacer. ¡Tú eres el único que abre las puertas hacia las bendiciones!

Temeroso

JUAN 9:31:  Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye. La Biblia e...